NECROPOLIS
DE LAURITA EN GADIR (GRANADA)
A la derecha Necrópolis Fenicia de Laurita en el Cerro de
San Cristóbal, pertenece al siglo VII a.C. y es uno de los
vestigios púnicos más antiguos, a la izquierda columna existente en la finca de
Sebastián (QEP) donde se utilizaba este tipo de piedra o de asperón para
enterrar a sus difuntos; se huso como sostén de cobertizo, para aguantar
parras, ect.
Toda la costa mediterránea desde
Almería hasta Cádiz, está jalonada de restos púnicos-fenicios, son varias las
“necrópolis que han aparecido tanto en Málaga, Algarrobo, Bárbate, Cádiz,
Gadir, ect.”. Si vemos las columnas presentada en este Blog, en el término de
Alhaurin y comunicada por escrito al Ayto. Dando los datos correspondientes,
para que por parte de este Ayto. Se hubiesen tomados cuantas medidas hubiese
creído necesaria para certificar dichas columnas. Columnas de unas dimensiones
de 0,75 por 0,50 igual parecido a la expuesta a la derecha de este escrito.
En próximos
escritos daré a conocer, anfora, lucerna,
monedas, flechas ect. Encontradas por él en la finca de su propiedad, y
entregada a mi persona.
Las ánforas, se colocaban a los pies del cadáver. Otros elementos del
ajuar era la Lucerna, parece que no tenían una ubicación determinada en el
conjunto del sepulcro, con lo cual podían distribuirse en cualquier lugar de la
tumba, aunque normalmente lo hacían a la altura de la cabeza o de los pies. La necrópolis
es un cementerio, lugar destinado a enterramientos. Su significado ciudad de
los muertos, proviene del griego: necro,
muerto, y polis, ciudad.
Los difuntos podían ir o no acompañados de ajuar
funerario, cuya presencia y abundancia dependía del estatus social que el
fallecido había alcanzado en vida. En el caso de existir ajuar, este se
disponía en el interior de la tumba de forma caprichosa, es decir cada pieza
del ajuar respondía a un orden y tenía un sentido concreto, existiendo unas
reglas determinadas para su exacta colocación.
Una vez realizados todos estos preparativos, que
debían llevarse a cabo de forma meticulosa, tenía lugar el entierro en sí, y
llegados a este punto debemos imaginar que el cortejo fúnebre lo componía
familiares y allegados de aquel que iban a despedir a pie de la sepultura.
Una vez
concluido todo el ritual se procedía al sellado o cierre de la sepultura,
cerramiento que va a diferir en función del tipo de enterramiento ante el que
nos encontremos, pudiendo tratarse de pesadas lajas de piedra, cuando se
trataba de una tumba de cista o fosa, por ejemplo: se cubría todo el conjunto
de arena que a veces se combinaba con grandes bloques de piedras.
Año II – a 6 de Mayo 2014 texto Cristóbal
González Ramírez prohibida su reproducción total o parcial. (Me alegra que me
copien y cojan lo necesario de este blog)
La maldad, la envidia, el celo no se adquiere, en
comercio alguno, se acumula en la persona, cuando de la nada se cree necesario.
(Cristóbal González)