domingo, 8 de noviembre de 2015

la toma de la alqueria Fadala de Alhaurin




                                                      
                                                        Restos muros alquería Fadala
Historia o Leyenda cuenta los vecinos de padre a hijos,  un hecho curiosísimo  ocurrido en la Alquería de Fadala  (Alhaurin el Grande). El ejercito del Marqués de Cádiz y II Conde de Osuna,  avanzaba por la rivera del Rio Guadalhorce (en bereber rio de la caña de azúcar),  tomando las posiciones de los musulmanes,  sus tierras, alquerías, casas, castillos, mezquitas, en nombre de sus Majestades los Reyes Católicos. Dicho ejército necesita ir acompañado para su sustento de animales domésticos, vacas, carneros, cabras ect.

Al tener conocimiento los ocupantes de la “Alquería Fadala” del avance de las tropas cristianas,  dentro del recinto cundió el miedo al ejercito del Marques, pero las tropas cristianas se encontraba cansada de caminar de luchar necesitaban descansar, al ver la alquería, decidieron instalar su campamento a escasos 1000 metros de la alquería,  para orquestar el ataque para ello  idearon un sistema  desconocido en la  época, una  noche oscura  de luna cerrada, optaron por poner antorchas en las cornamentas de las vacas, carneros, cabra ect. Ahuyentaron   la manada dirección  la alquería, los musulmanes existentes en su interior campesino no soldados al ver la avalancha de antorchas las confundieron por soldados. Huyeron del lugar  dejando la alquería abandonada a su suerte, unos se  dirigiéndose  a Málaga, otros  a las Chapas de Marbella para intentar coger un barco que les llevases a sus países de origen.

Fue tal la repercusión por tierras cristianas de esta hazaña, que aun hoy en el levante español existen pueblos que practican esta modalidad de colocar antorchas en los cuernos de toros, imitando lo ocurrido en el “Lugar de los Bereber” actual Alhaurin el Grande. 
 
    Leyenda o historia ocurría a mediados del año 1485, digna de ser  conocida por mis convecinos.
                                                                8 de Noviembre 2015 texto Cristóbal González Ramírez