¿Creen Vds.?
Que la tranquilidad de Gerald Brenan con este grupo de amigos en el “Pub
Afrodita” es la de un señor secuestrado como viene a decir:
Jonathan Gathorne-Hardy, Autor de Gerald Brenan. El castillo interior. Biografía 08/03/2003
“El regreso
de D.Gerardo” la noche del 20 de junio nos llevamos a Brenan a la casa de
España, D. Gerardo no paró de mencionar a los niños en definitiva lo que él
creía que era su familia, la noche se nos hizo muy larga D. Gerardo solo
preguntaba a qué hora salíamos para Alhaurin. Dicha tuvo lugar el 21 de Junio a la 16 horas destino Madrid
nuevo embarque y por fin Málaga, en el trayecto de vuelta nos acompañó un grupo
de periodistas del cual recuerdo a Eduardo Castro, Carlos Revilla, un redactor
de la revista Interviú ect. La Embajada consiguió que para estar más tranquilo
con Brenan, lo hiciésemos por la entrada de autoridades, desde estas páginas
gracias por todo lo que puso a nuestro servicio intérprete, vehículos,
alojamiento, comida, gracias de nuevo.
Llegamos a
Málaga sobre las 20 horas del mismo día en la escalinata del avión nos esperaban EL Consejero de Cultura de la
Junta de Andalucía Javier Torres Vela periodistas como amigos y vehículos para el
traslado desde el aeropuerto a la casa de D. Gerardo en la Cañada de “Las
Palomas” (Alhaurin el Grande) llegando sobre las 21 horas pero nuestra sorpresa es mayúscula; cuando a
la llegada de la vivienda de Brenan, nos sale Linda Nierchesol, (QPD) me dice
que si Brenan entra en la vivienda ellos se irían a Yegen, le contesto que eso
no es lo hablado, nosotros nos habíamos comprometido en apoyarla con personal
que lo cuidase, y le abriríamos una puerta por la parte trasera para que
tuviese su vivienda en la parte superior de la casa (contestó no),
inmediatamente empezó a sacar maletas, los niños y el esposo dejándonos
totalmente tirado en la escalera de acceso al porche, (jamás volví a ver a
Linda hasta el día del entierro de Brenan en el cementerio ingles en el “Paseo
de Redig” (Málaga), junto a su esposa.
No sabía qué
hacer creía volverme loco un hombre, mayor cansado y prácticamente solo, Brenan
, tenía hambre desde la salida de
Londres hasta Málaga haciendo escala en Madrid pasaron más de 6 horas, después
de hablar con Salvador Garrett y pedirme una cantidad tan elevada para el
alquiler de una vivienda de su propiedad, no tenía ni cabeza para pensar, pensé
incluso de llevarlo a mi casa a pasar la
noche y al otro día pensar más tranquilo, me dije si la casa es suya por qué no se queda
a vivir en ella. Así lo hice la noche no termina ahí, a D. Gerardo empieza a
dolerle la cabeza, no encontraba en la casa ningún analséptico, para que pasase
la noche tranquilamente, viendo que era imposible decidí buscar a D. Francisco
Burgos Casero mi médico de cabecera, no me defraudo sobre la una de la noche se presento a D. Gerardo, le dijo
tomate este medicamento, se le pasó el dolor de cabeza viendo que estaba mejor y para no quedarme
solo con él le propuse a D: Francisco Burgos, encender la chimenea y fumarnos unos
cigarrillos a lo que se sumó D. Gerardo con su pitillo marca celta, charlamos
hasta altas horas de la noche, desde ese día D. Francisco Burgos Casero jamás
abandonó a D. Gerardo, cada vez que podía le visitaba y charlaba.
A
continuación y para dejar el asunto sin tantos fantasmas que se unieron al carro
de Brenan cuando llegó de Londres al “Lugar” voy a publicar lo publicado por
Javier Torres Vela Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía en dicha
época.
Corría el mes de Junio de 1984, cuando Brenan llegaba al aeropuerto de
Málaga, la tarde era fresca en la
escalinata del avión se encontraba Javier torres vela que accedió a subir las
escalinatas y acompañar a d. Gerardo a bajar de la nave.
Mucho se ha escrito, dando la sensación de una cascada de agua. Jonathan
gathorme-Hardy, nos viene A decir que Brenan, fue traído en contra de su
voluntad al pueblo que lo ha cogió.
.
El reciente estreno de Al sur de Granada ha dado lugar a una catarata de artículos y reportajes sobre Brenan. Uno de ellos ha sido el de Jonathan Gathorne-Hardy, publicado en El País Semanal el pasado 5 de enero de 2.003 en el que se narran un gran número de momentos de la vida del autor de El laberinto español. Uno de ellos, el regreso de Brenan a Alhaurin en 1984, me ha recordado mi participación en ese hecho, que recuerdo de forma profundamente distinta ha como la cuenta el biógrafo británico, que viene a decir que Brenan fue prácticamente secuestrado de una residencia de ancianos de Londres para traerlo a Andalucía. Dado que tuve ocasión de vivir directamente estos acontecimientos, quiero contar, siquiera brevemente, mi visión.
Mi intervención en el regreso de Brenan comienza una mañana de verano de 1984 cuando en mi despacho de consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Mateo Revilla, mi vice consejero, me comenta que el corresponsal de EL PAÍS en Granada, Eduardo Castro, le ha llamado para decirle que ha sabido, por unos amigos ingleses de Brenan, que el hispanista estaba ingresado en una residencia de ancianos en Londres, donde se quejaba continuamente de su situación manifestando que lo único que deseaba era huir del perpetuo cielo nublado y regresar a su casa de Alhaurin.
Todos los que íbamos sabiendo esta situación de abandono de Brenan coincidíamos en que los jóvenes y democráticos poderes públicos de Andalucía debíamos reaccionar, pues nuestra deuda con don Geraldo era inmensa. No en balde, Al sur de Granada y El laberinto español son, entre otros, libros esenciales para conocer la historia de Andalucía en el siglo XX. Lógicamente, la forma de actuar no podía ser otra más que la de respetar al máximo su voluntad y la de su familia. Para conocer de viva voz su voluntad, nos trasladamos a Londres el alcalde de Alhaurin, Francisco Jiménez Díaz; su concejal de Cultura, Cristóbal González; el periodista Eduardo Castro, Lars Prager.
En Londres tuvimos una agradable conversación con don Gerardo, que me pareció que conservaba su lucidez de siempre a pesar de tratarse de una persona de 90 años, y en la que me confirmó hasta tres veces su deseo de volver a su casa de Alhaurin "mejor mañana que dentro de una semana". Manifestó la voluntad de la Junta de Andalucía de contribuir a hacer posible su regreso. La familia puso a nuestra disposición la casa de Alhaurin a condición de que la Junta de Andalucía asumiera la responsabilidad de sus cuidados. Con esta decisión tomada, Eduardo Castro, Lars Prager y yo regresamos a Andalucía. El alcalde y el concejal de Alhaurin permanecieron en Londres para subsanar algunos trámites necesarios para su regreso y acompañar a Brenan en su retorno, que se produjo unos días después. Para nada nos habló -como dice Gathorne-Hardy- de su deseo de viajar a China.
El reciente estreno de Al sur de Granada ha dado lugar a una catarata de artículos y reportajes sobre Brenan. Uno de ellos ha sido el de Jonathan Gathorne-Hardy, publicado en El País Semanal el pasado 5 de enero de 2.003 en el que se narran un gran número de momentos de la vida del autor de El laberinto español. Uno de ellos, el regreso de Brenan a Alhaurin en 1984, me ha recordado mi participación en ese hecho, que recuerdo de forma profundamente distinta ha como la cuenta el biógrafo británico, que viene a decir que Brenan fue prácticamente secuestrado de una residencia de ancianos de Londres para traerlo a Andalucía. Dado que tuve ocasión de vivir directamente estos acontecimientos, quiero contar, siquiera brevemente, mi visión.
Mi intervención en el regreso de Brenan comienza una mañana de verano de 1984 cuando en mi despacho de consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Mateo Revilla, mi vice consejero, me comenta que el corresponsal de EL PAÍS en Granada, Eduardo Castro, le ha llamado para decirle que ha sabido, por unos amigos ingleses de Brenan, que el hispanista estaba ingresado en una residencia de ancianos en Londres, donde se quejaba continuamente de su situación manifestando que lo único que deseaba era huir del perpetuo cielo nublado y regresar a su casa de Alhaurin.
Todos los que íbamos sabiendo esta situación de abandono de Brenan coincidíamos en que los jóvenes y democráticos poderes públicos de Andalucía debíamos reaccionar, pues nuestra deuda con don Geraldo era inmensa. No en balde, Al sur de Granada y El laberinto español son, entre otros, libros esenciales para conocer la historia de Andalucía en el siglo XX. Lógicamente, la forma de actuar no podía ser otra más que la de respetar al máximo su voluntad y la de su familia. Para conocer de viva voz su voluntad, nos trasladamos a Londres el alcalde de Alhaurin, Francisco Jiménez Díaz; su concejal de Cultura, Cristóbal González; el periodista Eduardo Castro, Lars Prager.
En Londres tuvimos una agradable conversación con don Gerardo, que me pareció que conservaba su lucidez de siempre a pesar de tratarse de una persona de 90 años, y en la que me confirmó hasta tres veces su deseo de volver a su casa de Alhaurin "mejor mañana que dentro de una semana". Manifestó la voluntad de la Junta de Andalucía de contribuir a hacer posible su regreso. La familia puso a nuestra disposición la casa de Alhaurin a condición de que la Junta de Andalucía asumiera la responsabilidad de sus cuidados. Con esta decisión tomada, Eduardo Castro, Lars Prager y yo regresamos a Andalucía. El alcalde y el concejal de Alhaurin permanecieron en Londres para subsanar algunos trámites necesarios para su regreso y acompañar a Brenan en su retorno, que se produjo unos días después. Para nada nos habló -como dice Gathorne-Hardy- de su deseo de viajar a China.
Todo esto quedó perfectamente reflejado en la prensa de entonces. El autor debería haber recurrido, para documentarse, a los artículos que escribió Soledad Gallego-Díaz, corresponsal en ese momento de EL PAÍS en Londres, y no cometer así el error de crear sombras sobre una relación generosa entre Andalucía y una persona a la que creíamos que debíamos algo. El Gobierno andaluz asumió su compromiso de garantizar un mínimo de comodidad a la estancia de Brenan, para lo que creó una fundación con el fin de que don Geraldo estuviera perfectamente asistido hasta el final de sus días. Quisiera, eso sí, volver a agradecer al embajador de España en Londres, José Joaquín Puig de la Bella casa; al Ayuntamiento de Alhaurin, y a la propia familia las facilidades que me ofrecieron para poder llevar a cabo la indudable voluntad de Gerald Brenan de volver a Andalucía. Dejemos en paz la hermosa relación de amor entre Brenan y Alhaurin.
Texto de
Cristóbal González Ramírez, 4 de Enero de 2014 prohibida su reproducción total
o parcialmente.
Nadie es nadie sin nadie a quien nombrar o
criticar (Cristóbal González Ramírez)